
La vaginoplastia es una cirugía clave en la reafirmación de género para muchas mujeres trans. Existen dos variantes principales: la vaginoplastia estética sin profundidad y la vaginoplastia con profundidad. La primera se centra en crear una apariencia externa de vulva sin un canal vaginal funcional. La segunda incluye la creación de un canal vaginal, permitiendo penetración y una experiencia más cercana a la anatomía cisgénero femenina.
La vaginoplastia estética sin profundidad, también conocida como vulvoplastia, es menos invasiva y tiene un tiempo de recuperación más corto. Los riesgos de complicaciones son menores debido a que no se crea un canal vaginal profundo, lo que reduce la posibilidad de estenosis (estrechamiento del canal) o problemas de dilatación. Esta opción es ideal para mujeres trans que no desean o no planean tener relaciones sexuales vaginales penetrativas y buscan principalmente una apariencia estética externa.
Por otro lado, la vaginoplastia con profundidad implica una cirugía más compleja, con un proceso de recuperación más largo y la necesidad de cuidados postoperatorios, como la dilatación regular para mantener la profundidad y evitar el cierre del canal. Esta opción ofrece a las pacientes la posibilidad de tener una experiencia sexual más completa, pero conlleva un mayor riesgo de complicaciones.
En términos de estética, ambas cirugías pueden ofrecer resultados visualmente satisfactorios. Sin embargo, la vaginoplastia sin profundidad suele ser considerada más estética, la recuperación es más rápida y las cicatrices pueden ser menos evidentes. La elección entre una y otra depende de las necesidades y deseos individuales de la paciente, así como de las recomendaciones médicas basadas en su salud y expectativas personales.