
El hígado graso o esteatosis hepática, es una condición caracterizada por la acumulación excesiva de grasa en el hígado. Se asocia principalmente con la obesidad y representa un riesgo significativo para la salud. La obesidad es un factor de riesgo crucial para el desarrollo de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA), que puede progresar a inflamación hepática, fibrosis y en casos severos, a cirrosis y cáncer de hígado. La prevalencia de EHGNA está aumentando en paralelo con la epidemia de obesidad, convirtiéndose en una de las principales causas de enfermedad hepática crónica a nivel mundial.
La cirugía bariátrica se ha convertido en una intervención eficaz para el tratamiento de la obesidad mórbida y sus comorbilidades, incluido el hígado graso. Este procedimiento no solo ayuda en la reducción significativa del peso corporal, sino que también mejora la resistencia a la insulina y reduce la inflamación, factores que contribuyen al desarrollo y progresión del hígado graso. Estudios han demostrado que la cirugía bariátrica puede llevar a una mejora significativa e incluso a la resolución de la EHGNA y la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) en pacientes obesos.
El pronóstico para los pacientes con hígado graso que se someten a cirugía bariátrica es generalmente favorable. La pérdida de peso sostenida puede detener la progresión de la enfermedad hepática y mejorar la función hepática. Sin embargo, es crucial un seguimiento a largo plazo para monitorear posibles complicaciones y mantener los beneficios obtenidos.
En conclusión, la intervención temprana y efectiva en pacientes con obesidad e hígado graso, incluida la cirugía bariátrica, es esencial para mejorar el pronóstico y prevenir complicaciones hepáticas graves.
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