La faloplastia es una técnica quirúrgica que consiste en reconstruir el área genital para darle un aspecto completamente masculino, utilizando tejido de otras regiones del cuerpo, comúnmente piel y grasa del antebrazo, aunque también se puede utilizar tejido del muslo o del abdomen. Este neopene presenta un aspecto muy anatómico, permite la micción bípeda (orinar de pie) y presenta sensibilidad táctil y erógena.
Como en todas las cirugías, existen riesgos y complicaciones como son la infección, sangrado, daño tisular y dolor.
A diferencia de otros procedimientos existe un riesgo adicional bastante alto de complicaciones relacionadas con la faloplastia, siendo las más comunes las que involucran la uretra como son: las fístulas uretrales, estenosis uretral (un estrechamiento de la uretra que obstruye el flujo urinario), falla y pérdida del colgajo transferido, dehiscencia de la herida (rupturas a lo largo de las líneas de sutura), sangrado pélvico o dolor, lesión en la vejiga o el recto, falta de sensibilidad y drenaje prolongado (secreción y líquido a nivel de la herida que requiere apósitos).
El sitio de donación también está en riesgo de complicaciones, estas incluyen: cicatrización antiestética o decoloración, dehiscencia de la herida, tejido de granulación (piel roja y llena de bultos en el sitio de la operación) disminución de la movilidad, hematomas, disminución de la sensación y dolor.
Es importante el reposo e inmovilización tras la cirugía, así como seguir las recomendaciones y la vigilancia del equipo médico encargado del procedimiento.