
La orquiectomía bilateral, o extirpación de los testículos, es un procedimiento quirúrgico que muchas mujeres trans consideran como parte de su proceso de afirmación de género. Como cirugía inicial, tiene ventajas médicas, psicológicas y económicas que merecen ser evaluadas.
Desde el punto de vista médico, la orquiectomía reduce significativamente los niveles de testosterona, lo que puede disminuir la necesidad de bloqueadores hormonales y sus posibles efectos secundarios. Esto no solo mejora la eficacia del tratamiento hormonal, sino que también simplifica el régimen médico, reduciendo costos y riesgos a largo plazo.
Psicológicamente, este procedimiento puede representar un avance importante en la congruencia corporal, disminuyendo la disforia de género asociada con los genitales. Para muchas mujeres trans, la orquiectomía representa un paso afirmativo hacia su identidad, con beneficios en salud mental y calidad de vida.
Además, para quienes no desean o no pueden acceder a una vaginoplastia, la orquiectomía puede ser una alternativa viable, menos invasiva y con menor tiempo de recuperación. También puede ser un paso intermedio para quienes desean realizar una cirugía genital más compleja en el futuro, permitiendo una transición más gradual.
Sin embargo, es fundamental un acompañamiento médico y psicológico adecuado, así como un consentimiento plenamente informado. La decisión debe basarse en los deseos, expectativas y condiciones de cada persona.
En conclusión, sí vale la pena considerar la orquiectomía bilateral como procedimiento quirúrgico inicial en la mujer trans, siempre que esté alineada con sus objetivos personales y cuente con el apoyo profesional necesario. Su impacto positivo en la salud integral y el bienestar de la persona trans puede ser significativo.