
La mastectomía de masculinización es una cirugía fundamental en el proceso de afirmación de género para muchos hombres trans, permitiéndoles alinear su cuerpo con su identidad. Sin embargo, no siempre basta con una sola intervención. En algunos casos, se requiere una mastectomía secundaria, es decir, una segunda cirugía correctiva o estética posterior a la intervención inicial.
Los motivos más frecuentes para realizar una mastectomía secundaria están relacionados con complicaciones quirúrgicas o resultados estéticos insatisfactorios. Entre las razones médicas destacan la aparición de tejido cicatricial excesivo, hematomas y seromas persistentes, o necrosis parcial de los injertos o pezones. En estos casos, la intervención secundaria busca restaurar la funcionalidad y prevenir complicaciones mayores.
Desde el punto de vista estético, muchas personas solicitan una segunda cirugía para mejorar la simetría del tórax, reducir el exceso de piel que pudo haber quedado, o reubicar y reconstruir la posición de los pezones. Esto es especialmente común en pacientes con pechos grandes antes de la cirugía inicial, ya que el resultado puede no ser completamente plano o masculino de forma inmediata.
También influye la técnica quirúrgica empleada en la primera intervención. Algunas técnicas, como la periareolar, pueden requerir revisiones posteriores si no logran los resultados deseados. Además, la percepción personal del propio cuerpo y el deseo de un tórax más acorde a los estándares masculinos contribuyen a la decisión de realizar una intervención secundaria.
En conclusión, la mastectomía secundaria en hombres trans no es infrecuente y responde tanto a necesidades médicas como a consideraciones estéticas y de bienestar psicológico. Reconocer estas razones es clave para brindar una atención quirúrgica y emocional integral en los procesos de transición.