La educación médica continua es imprescindible en la práctica diaria del cirujano para mantenerse actualizado en las nuevas tecnologías, pautas, protocolos, medicamentos, opciones de tratamiento y los procedimientos más recientes.

El médico debe tener una personalidad proactiva, en constante estudio que conduzca a una mejor atención del paciente, permitiendo al cirujano desarrollar estrategias para atender los distintos casos clínicos.

La adecuada comunicación entre el cirujano y su paciente permite conocer las competencias y habilidades de éste y generar una relación de confianza, la cual reviste importancia en el campo de la cirugía. Es más probable que los pacientes confíen en los profesionales de la salud y que acepten sus atenciones y recomendaciones cuando se confía en ellos. Según estudios clínicos uno de los elementos esenciales de la confianza en la atención médica es el conocer que el profesional se mantiene actualizado y en capacitación constante.

Los equipos multidisciplinarios interaccionan en conjunto para brindar atención segura y de alta calidad. Para una colaboración exitosa entre los profesionales, los miembros deben estar compenetrados y poseer los conocimientos, competencias y actitudes pertinentes. La educación médica continua entrena al cirujano en habilidades prácticas de gestión para ser efectiva la colaboración y el trabajo en equipo.
La actualización contribuye a enfrentar los desafíos del mundo real, obtener crecimiento profesional y participación en organizaciones científicas que acrediten al cirujano para ofrecer la mejor tecnología y los conocimientos necesarios para el bien de los pacientes.