
La mastectomía de masculinización es un procedimiento clave para los hombres trans que buscan alinear su cuerpo con su identidad de género. Uno de los aspectos más desafiantes es la preservación y el injerto exitoso del complejo areola-pezón (CAP). Para maximizar el porcentaje de éxito, es fundamental considerar técnicas quirúrgicas precisas, cuidados postoperatorios rigurosos y factores individuales del paciente.
En primer lugar, la técnica quirúrgica influye directamente en la viabilidad del injerto. El método de injerto libre de CAP es el más común, especialmente en pacientes con tejido mamario abundante. Para mejorar la tasa de supervivencia del injerto, es crucial reducir su grosor, asegurando que contenga suficiente dermis para mantener la vascularización. Además, la ubicación estratégica del CAP debe garantizar una apariencia natural y masculina, alineada con los pectorales.
El cuidado postoperatorio es otro factor determinante. La correcta fijación del injerto con apósitos de compresión y el uso de antibióticos tópicos reducen el riesgo de necrosis e infecciones. Mantener el área seca y evitar traumatismos durante las primeras semanas favorece la adherencia del injerto.
Finalmente, las condiciones del paciente también afectan el éxito del procedimiento. Factores como el tabaquismo, la diabetes y la mala circulación pueden comprometer la cicatrización. Se recomienda que los pacientes dejen de fumar antes de la cirugía y sigan una dieta rica en proteínas y vitaminas para mejorar la regeneración tisular.
En conclusión, el éxito del injerto del CAP en mastectomías de masculinización depende de una combinación de técnica quirúrgica precisa, cuidados postoperatorios meticulosos y una adecuada preparación del paciente. La optimización de estos factores puede aumentar significativamente la tasa de supervivencia del injerto, asegurando un resultado estético y funcional satisfactorio.
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